José Rizal
Médico, novelista y mártir nacionalista filipino
José Rizal nació el 19 de junio de 1861 en Calambría (Luzón).
Cursó estudios de Medicina en Madrid, París y Alemania, allí editó su novela Noli me tangere (1886), donde censura el dominio español en Filipinas.
Junto con su segunda novela, El filibusterismo (1891), le dieron reconocimiento y ayudaron al movimiento de reforma en las Filipinas.
Crítico con el poder de las órdenes religiosas católicas, exigió derechos políticos e igualdad para los filipinos, aunque jamás abogó por la independencia.
Perteneciente a la Logia Acacia nº9 en su residencia en España, donde se convirtió en maestro masón en 1884.
Fue médico en Hong Kong y regresó a Manila en el año 1892. Las autoridades lo exiliaron a Mindanao.
Cuando estalló la rebelión de 1896, fue acusado de ser el incitador.
José Rizal fue ejecutado en Manila el 30 de diciembre de 1896, tras ser condenado de sedición por un tribunal militar.
Obras
Novelas
Noli me tangere (1887)
El filibusterismo (1891)
Teatro
El consejo de los dioses (1915)
Poesía
A la juventud filipina (1879)
Mi último adiós (1896)
A las Flores de Heidelberg
Diarios
Dos diarios de juventud (1882-1884)
Zarzuela
Junto al Pasig (1880)
JOSE RIZAL: MI ULTIMO ADIOS
En campos de batalla, luchando con delirio
Otros te dan sus vida sin dudas, sin pesar;
El sitio nada importa, ciprés, laurel o lirio,
Cadalso o campo abierto, combate o cruel martirio,
Lo mismo es si lo piden La Patria y el hogar.
Yo muero cuando veo que el cielo se colora
Y al fin anuncia el día tras lóbrego capuz;
Si grana necesitas para teñir tu aurora,
Vierte la sangre mía, derrámala en buen hora
Y dórela un reflejo de su naciente luz.
Mis sueños cuando apenas muchaco adolescente,
Mis sueños cuando joven ya lleno de vigor,
Fueron el verte un día, joya del Mar de Oriente
Secos los negros ojos, alta la tersa frente,
Sin ceño, sin arrugas, sin mancha de rubor.
Ensueño de mi vida, mi ardiente vivo anhelo,
¡Salud te grita el alma que pronto va a partir!
¡Salud! Ah, qué es hermoso caer por darte vuelo,
Morir por darte vida, morir bajo tu cielo,
Y en tu encantada tierra la eternidad dormir.
Si sobre mi sepulcro vieres brotar un día
Entre la espesa yerba sencilla, humilde flor,
Acércala a tus labios y besa el alma mía,
sienta yo en mi frente bajo la tumba fría
De tu ternura el soplo, de tu hálito el calor.
Déja la Luna verme con luz tranquila y suave;
Déja que el alba envíe su resplandor fugaz,
Déja gemir al viento con su murmullo grave,
Y si desciende y posa sobre mi cruz un ave
Deja que el ave entone su cántico de paz.
Déja que el Sol ardiendo las lluvias evapore
Y al cielo tornen puras con mi clamor en pos,
Deja que un ser amigo mi fin temprano llore
Y en las serenas tardes cuando por mí alguien ore
¡Ora también, Oh Patria, por mi descanso a Dios!
Ora por todos cuantos murieron sin ventura,
Por cuantos padecieron tormentos sin igual,
Por nuestras pobres madres que gimen su amargura;
Por huérfanos y viudas, por presos en tortura
Y ora por ti que veas tu redención final.
Y cuando en noche oscura se envuelva el cementerio
Y solos sólo muertos quedan velando allí
No turbes su reposo, no turbes el misterio
Tal vez acordes oigas de cítara o salterio
Soy yo, querida Patria, yo que te canto a ti.
Y cuando ya mi tumba de todos olvidada
No tenga cruz ni piedra que marquen su lugar,
la are el hombre, la esparza con la azada,
mis cenizas antes que vuelvan a nada,
El polvo de tu alfombra que vayan a formar.
Entonces nada importa me pongas en olvido,
Tu atmosfera, tu espacio, tus valles cruzaré,
Vibrante y limpia nota seré para tu oído,
Aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido
Constante repitiendo la esencia de mi Fe.
Mi Patria idolatrada, dolor de mis dolores,
Querida Filipinas, oye el postrer adiós.
Ahí, te dejo todo, mis padres, mis amores.
Voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores,
Donde la Fe no mata, donde el que reina es Dios.
Adiós, padres y hermanos, trozos del alma mía;
Amigos de la infancia en el perdido hogar,
Dad gracias que descanso del fatigoso día.
¡Adiós, dulce extranjera, mi amiga, mi alegria!
Adiós, queridos seres. Morir es descansar.